Extracto de comentario sobre «Viaje a la luna» de George Méliès

«En 1902, el cine no existía aún en la forma en que hoy lo conocemos, pero tampoco era ya una flamante novedad. Los hermanos Lumière habían hecho la primera demostración pública de su invento el 28 de diciembre de 1895 en el parisiense Salon Indien del Gran Café de Volpini. No parecía aquello más que una curiosidad tecnológica de posibilidades económicas poco claras. Sin embargo, los asistentes a aquel primer estreno quedaron asombrados por el prodigio. Se trataba de algo totalmente nuevo, dinámico, profundamente visual e hipnótico. Entre el público se encontraba un entusiasmado George Méliès».

Tomado del blog: Universo de ciencia ficción.

Si quiere leer el texto completo, haga click aquí: http://universodecienciaficcion.blogspot.com/2011/04/1902-viaje-la-luna-george-melies.html

Inquietudes y comentarios del grupo de lectores sobre «El olvido que seremos» de Héctor Abad Faciolince

Sobre el libro debo decir que me resultó tremendamente fascinante y conmovedor, sobretodo porque también logra acercarnos y retratar una realidad que en nuestro país, tristemente, continúa aún cuando queremos estar lejos, o ciegos ante ella.  En medida personal, las anécdotas más impactantes fueron las que tenían que ver con cuestiones familiares, como la de su hermana Martha Cecilia. Quizá, retomando el tema del duelo, serían esos golpes de la muerte a su familia, y ¿Cómo él, actualmente la concibe. ¿Qué es a muerte para él? ¿Podría hablarse de una «buena muerte»? ¿Qué piensa él sobre la suya propia?

Me quedé con mucha curiosidad porque esta temática -la muerte- aparece repetida varias veces a lo largo del texto, y estando él rodeado por la historia y el contexto que tuvo, tanto a nivel personal como familiar, debe tener en su mente o corazón alguna idea, si se quiere un diálogo, interesante sobre la muerte. Sobre todo, ¿cómo la relaciona a ella con el contexto actual de nuestro país?

Actualmente ando buscando a ver si consigo el cuento de «piedras silenciosas» con el que ganó su primer concurso. Creo que a raíz de él vendrán muchas preguntas más, encaminadas al campo del oficio de escribir.

Juana Santos

Me parece fenomenal la oportunidad de poderle hacer llegar nuestros comentarios al  escritor sobre su obra maestra, » El olvido que seremos». En tal medida lo primero que quisiera anotar sobre la misma, es que es una obra para la que hay que tener una disposición ilimitada y la mente abierta, porque son muchas las verdades que se desconocen sobre la vida del escritor, del país, la época y la situación que se vivía en los momentos por los que pasa y se narra la vida del autor. Es una autobiografía dedicada a un padre que lo entregó todo, por su familia y por la sociedad en la que vivía. Considero por tanto, que el maestro Abad fue más que afortunado, al verse rodeado de tanta confianza, que llovió sobre todo él  hasta el último día de la vida de su padre.

Esto conlleva a que reafirme lo que siempre he pensado sobre los grandes escritores , sobre los maestros y sobre nosotros, estudiantes de licenciatura  en  Literatura; «tras todo el éxito alcanzado y los méritos obtenidos, hay siempre un gran maestro», en el caso del maestro y escritor, Abad Faciolince fue su padre, el verdadero maestro, en mi caso hay muchos ; pero considero que esas cosas grandes, como bien lo afirma él , solo se deben a ellos , a su felicidad , su pasión por lo que hacen y su optimismo. Y para el escritor tengo preguntas como: ¿por qué no seguir el camino trazado por  su padre  y haber sido médico o profesor? ¿Cómo se construye su vida , y que lo lleva a plasmar tanta dicha y al mismo tiempo tantos momentos difíciles en esta obra ?

Luz Dary Roa

La obra en general se caracteriza por describir no solo situaciones sino también sus repercusiones (por ejemplo la importancia de una hermana y los cambios en la familia cuando esta fallece abruptamente), sin embargo, de manera sorprendente -para mí como lectora- no ocurrió lo mismo en el capítulo en que se hace referencia a la muerte del padre del autor; porque si bien, se describe la forma dolorosa de su asesinato no sentí que este episodio se hubiera desarrollado con la misma fuerza con la que fueron presentados los demás eventos ¿Quisiera saber porque el autor lo hizo así? y ¿Si esta manera de presentar el hecho es porque viene un segundo libro en donde esto sea abordado?

Martha Ortiz

Tengo inquietud de saber si el libro lo escribió en forma secuencial,  y si le costó trabajo escribir el capítulo 36, en donde critica a su papá. Por otra parte, si cree que una persona se puede formar intelectualmente leyendo, sin  pasar por la academia o sin seguir un modelo de lector en la familia.

Mery Sugey Soto

Me inquieta saber que opinó la mamá de él sobre el libro. Es normal que un hijo tenga identificación con su padre, si bien muestra la mamá como una mujer trabajadora, emprendedora y que lidera el rumbo de la familia, no percibí los lazos afectivos con ella. En el grupo se ha estado comentando si hubo apartes que nunca se publicaron, ¿cuáles fueron los momentos más difíciles de escribir? ¿Se trata de una obra para procesar un duelo, o  la pretensión fue hacerle un homenaje a su padre y que la gente se enterara de él?

María Isabel González

Prólogo de «La casa de las dos palmas». Por: Otto Moralez Benítez

Siempre fue el centro para el diálogo. Este, lo acunaban sus habitantes. Los que allí vivían, los que llegaban. Se hablaba de las cosechas, del pastoreo, del prodigio y milagro de las bestias, del arte, de los libros. Del destino de los seres en el amor. De los olores que cruzan y doblegan las almas».

Se abandonó esta casona, cuando murió Lucia, la suave adolescente, y perdió su brillo  resplandeciente y su primacía. Se le recordaba porque había un letrero que convidaba a la visita y proclamaba que, quienes allí habitan, tenían claro y dinámico sentido de la solidaridad. Un cartel proclamaba ésta:

«En esta casa nadie será forastero. Caminante: siempre habrá un sillón, una cama, un vaso para tu fatiga».

Las palmas tenían viento propio, recalcaban. Aunque no venteara ni lloviera, aunque no soplara la brisa, se movían las dos palmas. A veces solamente se removían las hojas de una de ellas, mientras las de la otra permanecían inmóviles.

Porque se acerca un espíritu
Porque morirá una persona
Porque habrá un incendio
Porque llega la tempestad
Porque amenaza terremoto
Porque pasan los pumas de niebla
Porque ha vuelto la rueca de Félix Velásquez, en la oscuridad se les ve trastornar las últimas vueltas del farallón, camino del cielo.
El viento. El padre viento corredor y enredador, el que todo lo trae y todo lo lleva. El padre viento, el desolado.
Oigo potros en la noche
Algunas noches galopan
El difunto don Juan Herreros. O nadie, dona, son potros difuntos. Cuando en las tempestades hay siete relámpagos seguidos, se ven brillantes bajo el aguacero.
Enrique y la Guerra de los Mil Días

Este hijo de Efrén goza de los privilegios de la inteligencia y de la sensibilidad de los de esa casa de dones y designios extraños. Enrique es de mirada alejada de los ojos, pensamiento lejano, su vida al pie, ajena… algo enfermizo rondaba a Enrique, en la mirada, en sus manos ajenas a la crueldad… tenia aire de desolación.

Él, entabla una lucha para no parecerse a su padre. Era imposible lograrlo, pues le rondaba un fuerte impulso de aquél que le crecía como furor  de viento paramuno. Que le encendía el alma de heroísmo, el mismo de su papá, en sus durezas rurales y humanas. La vida se le asomó a través de las exigencias de la guerra. Participó en la de los Mil días. Y así fue entendiendo cómo era de difícil liberarse del mandato de la estirpe».

Del prólogo de Otto Morales Benítez, en la edición publicada por la Biblioteca Pública Piloto de Medellín (2000)

Reseña de «El País de la Canela». Por: Mery Sugey Soto

William-ospina

Reseña de “El País de la Canela”

El País de la Canela hace parte de una serie de tres libros que narran los viajes al Amazonas emprendidos por los conquistadores españoles en el siglo XV. Ursúa y La serpiente sin ojos,  publicadas en 2005  y 2013 respectivamente, complementan la serie de  relatos históricos escritos por William Ospina con este tema.

Se trata de un libro que nos habla de un “país de la imaginación”, “de un sueño”, “de un fantasma” que buscaron “con frío y dolor”, “con hambre y espanto”, los conquistadores que viajaron a una América desconocida, y cuya ambición y atrocidad son signo de su desesperanza.

El narrador, hijo de un conquistador que participó en las primeras expediciones a América, cuenta a su hijo, de un modo muy particular y poético, las dificultades de viajar a la América imaginada por la ambición de una España en decadencia. Trata de persuadirlo para que no se embarque en una expedición que, por experiencia, sabe que puede llegar a ser  la más desafortunada de su vida. Empieza por contarle en forma minuciosa de su llegada a territorio inca  buscando reclamar la herencia a la que su padre tenía derecho por haber tomado parte en la conquista del Perú, y cómo sin cumplir su objetivo, y por  una suerte inesperada (“la vida lo decidió así”), se convierte, junto con otras personalidades como Fray Gaspar de Carvajal, en tripulante del bergantín construido para encontrarEl país de la Canela. El narrador cuenta secretos e infidencias a las que tuvo acceso por ser parte del grupo de viajeros y estar cerca de los participantes de la expedición dirigida por Gonzalo de Orellana, conocedor de las lenguas indígenas, experto en las selvas americanas, y primo de los Pizarro. Revela acontecimientos desconocidos -como lo hace toda novela histórica- sobre la rivalidad entre los hermanos Pizarro, y nos presenta evidencia para demostrar que fue Orellana quien realmente se adueñó del protagonismo de  una empresa que parecía garantizada y posible, pero que poco a poco se descubre como una gran decepción: la existencia de una tierra roja que huele a canela es solo un mito que alimenta la ambición de los hermanos Pizarro  y mantiene con vida a los expedicionarios que sobreviven a las dificultades del viaje.

El protagonista, de quien no conoceremos su nombre, debe enfrentar dos fuerzas poderosas durante la travesía, fuerzas desbordadas que, por definición, hacen parte del ser americano: la selva y el río. Son ellos quienes se convierten en los personajes más relevantes de la crónica de Ospina. Con respecto a los que parecen ser los protagonistas en la superficie, contamos con algunos datos suministrados por el escritor. Parece que creó un protagonista narrador inspirado en  Cristóbal de Aguilar y Medina, según nota del editor. La figura del hijo a quien se narra  la historia es la de Pedro de Ursúa, protagonista del primer libro que compone la trilogía. Pero más allá de la verosimilitud de lo narrado y de la existencia real de los protagonistas, lo que se pone en dialogo en la narración es la llamada “inteligencia americana”, la superioridad de lo indígena frente a la torpeza y demencia de unos conquistadores que ni sabían lo que buscaban con ello. El escritor nos invita a revisar la historia de nuestro pasado indígena, así como la particularidad de lo americano, desde lo cual debemos pensarnos históricamente. Planteamientos de este tipo, frecuentes en la literatura hispanoamericana, encuentran en el trabajo de Ospina una  narración entretenida, bien documentada y de lectura ágil, que podremos comentar (disfrutar) durante este mes de lectura.

Reseña escrita por Mery Sugey Soto.